Con motivo de la celebración el 16 de mayo del Día Internacional de la Luz, desde la Asociación de Autores de Iluminación –AAI– y la Asociación Profesional de Diseñadores de Iluminación –APDI– hemos invitado a Juan Antonio Mayorgo Ruano a compartir su opinión sobre esta importante iniciativa y sobre el papel que la luz juega en su vida y en su profesión.
Juan Antonio Mayorga Ruano es director de la Cátedra de Artes Escénicas de la Universidad Carlos III de Madrid donde dirige el Máster de Creación teatral. En Abril de 2018 fue elegido miembro de la Real Academia Española ocupando la letra «M». Su extensa y premiada obra dramática le ha hecho ser representado y traducido en los principales teatros Europeos. Ha obtenido los premios Nacional de Teatro (2007), Nacional de Literatura Dramática (2013), Valle-Inclán (2009), Ceres (2013), La Barraca (2013), Premio Max al mejor autor (2006, 2008 y 2009) y a la mejor adaptación (2008 y 2013) y Premio Europa de Nuevas Realidades Teatrales (2016). Entre sus últimas obras como dramaturgo y director destacan Reikiavik y El Cartógrafo.
La UNESCO ha proclamado el 16 de mayo como Día Internacional de la Luz. ¿Qué opinión le merece esta iniciativa?
Si un día así se convierte en una jornada de celebración de la luz y de reflexión acerca de sus muchos aspectos -antropológicos, culturales, científicos, económicos…, bienvenido sea.
¿Hasta que punto es importante mejorar la comprensión pública sobre el papel que la luz juega en nuestra vida diaria?
Asociamos la luz a la vida. Cuando buscamos vivienda, es su luminosidad una de las primeras cosas en que solemos fijarnos. Somos capaces de pagar altos precios para disfrutar de la tecnología de la luz que no sea la del sol. Sabemos que la luz afecta a nuestro estado de ánimo y que los quirófanos no pueden funcionar si se corta la luz… Sin embargo, siendo tan importante la luz en nuestras vidas, muchos -entre los que me incluyo- sabemos demasiado poco sobre ella. Por ejemplo, sobre el coste, en términos económicos o medioambientales, de la luz de la casa en que vivimos o del edificio en que trabajamos.
¿Qué propiedades de la luz valora más a nivel personal?
Tanto como me es posible, intento vivir con luz natural. Cuando no tengo ésta, quiero que la luz sea cálida y alegre. Sé que esto es decir poco, pero para mí significa mucho a la hora de elegir.
¿Y a nivel artístico? ¿Qué papel juega la luz en su trabajo?
La luz es fundamental en mis montajes. He tenido la suerte de trabajar con Juan Gómez Cornejo y con Miguel Ángel Camacho, a los que considero poetas y dramaturgos de la luz. Con la luz, ellos son capaces de contar historias y de construir personajes, lenguaje, espacios y tiempos. Y, sobre todo, son capaces de crear sentido.
¿Por su experiencia diría que la luz es un arte o es una ciencia?
A Gómez Cornejo y a Camacho los tengo tanto por artistas como por científicos de la luz. Su capacidad de crear poesía en escena deriva de un conocimiento técnico y material muy preciso.