Dado que la celebración del Día Internacional de la Luz nos brinda una gran oportunidad para crear conciencia acerca de la importancia de la cultura de la luz, desde la Asociación de Autores de Iluminación –AAI– y la Asociación Profesional de Diseñadores de Iluminación –APDI– hemos invitado a destacados creadores del campo del arte, diseño, teatro, teatro, fotografía y arquitectura a compartir sus visiones y opiniones sobre esta importante iniciativa y sobre el papel que la luz juega en sus vidas y en sus profesiones. Hoy hablamos con el fotógrafo Sergio Parra.
La UNESCO ha proclamado el 16 de mayo como Día Internacional de la Luz. ¿Qué opinión te merece esta iniciativa?
Me parece una iniciativa interesante. La luz es algo que se da por sentado, como respirar. De modo que poner el foco en ella, nunca mejor dicho, creo que puede servir para que el público general valoré y entienda mejor nuestro trabajo.
¿Hasta que punto es importante mejorar la comprensión pública sobre el papel central que la luz juega en nuestra vida diaria?
La luz es un elemento básico para la vida, desde las reacciones bioquímicas de nuestra piel al exponernos al sol hasta los estados de ánimo más sutiles que puede generar en una determinada puesta en escena. Comprenderla puede ayudar a mejorar nuestra calidad de vida.
¿Qué propiedades de la luz valoras más a nivel personal?
Su capacidad para transformar nuestra percepción de la realidad. El mismo espacio se convierte en una experiencia sensorial completamente distinta modificando su luz.
¿Y a nivel personal? ¿Qué papel juega la luz en tu trabajo?
Todo. Modelar un rostro o un espacio con la luz es un trabajo fascinante, es un trabajo de artesanía con el que disfruto muchísimo.
¿La luz es un arte o una ciencia?
Para mi es una arte. Tiene que haber unos mínimos de técnica pero lo importante es saber sacarle el partido creativo.
Nacido en Madrid, Sergio Parra es fotógrafo artístico, especializado en artes escénicas, campo para el que también realiza carteles y diseño de imagen de espectáculos.
Estudió Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, disciplina que nunca llegó a ejercer, aunque reconoce que le ha servido, y mucho, para su trabajo en el mundo de la fotografía.
De formación fundamentalmente autodidacta, pronto comenzó a recibir algunos premios que le animaron a continuar disparando.
Fascinado por la manera de iluminar de los fotógrafos clásicos, dedica gran atención en cada sesión a la luz y a la relación con los intérpretes.
Le gusta que le definan como un retratista, arte al que ha consagrado gran parte de su carrera.