Reflexiones en torno al diseño de iluminación
¿Hacia dónde se dirige el diseño de iluminación? ¿A qué retos debemos enfrentarnos? ¿Qué tecnologías actualmente en desarrollo vamos a aplicar en un corto periodo de tiempo?…
Por Rafael Gallego
Aureolighting
Encararé esta reflexión en clave absolutamente personal, repasando los múltiples aspectos que son necesarios tener en cuenta en el ejercicio del diseño, apuntado algunos caminos posibles.
La iluminación es una necesidad social. Necesitamos luz para desarrollar nuestras actividades, para generar seguridad… Este es el requisito básico de la iluminación: alumbrar espacios, llenarlos de luz de manera general. En muchos países llamados subdesarrollados, e incluso en muchos lugares de los países desarrollados, éste es el único planteamiento, por lo que la iluminación se resuelve con una bombilla o un fluorescente en el techo de la habitación… luz para ver.
Pero, tal como es habitual en la naturaleza humana, una vez resuelta una necesidad generamos otra más sofisticada. En las sociedades desarrolladas además de ver el espacio es importante COMUNICARLO. Para ello, es necesario crear jerarquías de niveles lumínicos, enfatizar las particularidades arquitectónicas, aportar orden, ritmo. Generar emoción, tanto por la estética como por la sorpresa que produce… luz para mirar y contemplar, e incluso, para deleitarse.
Este es el aspecto que persiguen la mayoría de los proyectos de diseño de iluminación. A través del orden y el rigor emocionar.
La base del proyecto se compone de dos “ingredientes” básicos: los aspectos técnicos y los aspectos subjetivos. Los técnicos, tales como consumo, vida de las lámparas (tanto en horas como en rendimiento), temperaturas de color, tipo de luminaria a emplear, accesorios, sistemas de control, etc., son datos medibles, contables, fácilmente manejables, con posibilidad de regular con normas. Aspectos que marcarán valores en conceptos tales como EFICIENCIA, SOSTENIBILIDAD, MANTENIMIENTO, etc.
Los aspectos subjetivos, que son tan importantes o más que los técnicos, son, sin embargo, más difíciles de definir, de cuantificar y de incluir en normativas.
En el símil de un iceberg, los aspectos técnicos representarían aquellas partes que quedarían por encima del agua. Serían las visibles, medibles y cuantificables. En cambio, los aspectos subjetivos corresponderían a aquellas que quedan por debajo del agua. Sabemos que son la mayor porción del bloque de hielo, pero no la podemos ver, no sabemos que forma tiene… aunque vamos desarrollando instrumentos para conocerla, sobre todo por la experiencia acumulada.
Tenemos muy bien resuelta la parte técnica, y se sigue desarrollando para que sean mejores sus características pero, en cambio, la parte subjetiva no es objeto de grandes estudios ni desarrollos, ya que, de momento, no revierten beneficios económicos.
Repito una vez más que la parte técnica en nuestros proyectos tiene un desarrollo muy alto, muy profesional. Algo que también hacen, por ejemplo, los ingenieros. Pero nosotros, los diseñadores de iluminación, incorporamos además a este desarrollo técnico la parte subjetiva a la que podríamos definir como el valor añadido del proyecto.
¿Cuáles son los componentes subjetivos que hacen totalmente diferente un proyecto realizado por un diseñador de iluminación del de otro profesional? Esta es la respuesta del millón de dólares.
No conozco ningún manual que contemple de manera ordenada estos aspectos. Y se que cada profesional ha ido desarrollado sus planteamientos según su formación y aptitudes personales. Hay quien se acerca a estos principios desde el punto de vista de la arquitectura, del arte, de la fotografía… Yo soy diseñador industrial y os voy a explicar aquellos aspectos que tengo en cuenta:
1- La importancia del USUARIO.
Todo proyecto debe ser desarrollado teniendo en cuenta al usuario del mismo. Un diseño de iluminación que no lo contemple está abocado al fracaso.
Por un lado, es muy importante conocer el espacio desde el punto de vista arquitectónico. Sus volúmenes, los elementos arquitectónicos destacados, los acabados…También el concepto desarrollado por el arquitecto, aunque lo mismo ocurre con el interiorismo, el paisajismo…
Una vez conocidos esos aspectos arquitectónicos, es necesario saber cuál va a ser el uso o usos del espacio para poder iluminarlo correctamente. Realizar un exhaustivo ejercicio de “ponerse en el lugar” del usuario, “recorrer imaginativamente” el espacio, “realizar mentalmente” las actividades que se desarrollarán en él nos proporciona una cuantiosa información que aprovecharemos para la realización del diseño de iluminación.
Es de vital importancia tener en cuenta la forma en que las personas percibimos. Qué aspectos facilitan la visión, para potenciarlos. Cuáles los dificultan, para tratar de evitarlos…
2- Factores que influyen en la VISION.
Quizás el más importante de los factores que influyen en la visión sea el CONTRASTE. El contraste se produce por diferencias entre colores o luminancias (porción de luz reflejada por un cuerpo que llega al ojo) entre un elemento del campo visual y el resto. Mientras mayor sea, mejor lo veremos, más detalles distinguiremos y menos fatiga se producirá durante el proceso de la visión.
El cuidado en la iluminación es importantísimo, ya que puede llegar a compensar bajos contrastes en colores aumentando la luminancia. Los contrastes nos permitirán separar planos o generar jerarquías. Y, lo que es más importante, no fatigar.
3- La visión no es ocular, es CEREBRAL.
Nuestro ojo es un “sensor” desarrollado a lo largo de miles de años de evolución. Sabemos que es sensible a una estrecha fracción del espectro energético. Y que tiene un funcionamiento que los humanos hemos trasladado a las cámaras fotográficas que usamos cotidianamente. Y es a partir de aquí que se genera un error grave. En las cámaras fotográficas, es el carrete en las analógicas o el sensor en las digitales el equivalente de nuestra retina, impresionan la imagen que se revela en papel o en nuestras pantallas de ordenador, dándose el proceso por terminado.
En la visión humana, llegado a este punto, el proceso de la visión justo ha comenzado. La “fotografía” que ha tomado nuestra retina es enviada al cerebro donde un compendio de aspectos psicológicos (experiencias anteriores, factores culturales, intereses, etc.) hará que esa misma información adquiera aspectos diferentes en las distintas personas.
No significa que cada persona vea de forma completamente diferente un mismo espacio. Pero sí que cada usuario se fije en los detalles de manera desigual al concederles, según sus principios, valores diferentes.
Para una persona con visión normal, más del 70% de toda la información que recibe es a través del sentido de la vista. La visión es INCONSCIENTE para poder ser “económica”. La visión consciente consume una cantidad altísima de nuestra energía (recordad como tras una visita a un museo salimos agotados).
Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, es fácil entender que los diseños de iluminación deban considerar esta visión inconsciente y cerebral. Proponer efectos fáciles de captar, que funcionen en diferentes entornos culturales (hoy en día la globalización ayuda) que apenas requiera el uso de la parte racional y que no fatigue o, igual de terrible, que no aburra.
4.- Los CICLOS NATURALES.
Toda la evolución humana ha estado sometida a los ciclos de la naturaleza, tanto el día-noche, como el primavera-verano-otoño-invierno. Siendo ambos ciclos muy significativos, el ciclo día-noche tiene una importancia mucho mayor. Todos nos vemos influidos por él cada 24 horas, 365 veces al año (a pesar de pequeñas particularidades como las que ocurren cerca de los polos). El ciclo estacional, igualmente importante, tiene más diferencias según las diferentes posiciones en el globo terráqueo.
Entre las funciones que realizan las partes “más antiguas” de nuestro cerebro están todas aquellas relacionadas con regulaciones del organismo (ritmo cardiaco, respiración, segregación de hormonas, etc.) Una gran mayoría de estas funciones están influenciadas por el momento solar, por nuestro “reloj interno” que se sincroniza con el sol. Son los Ciclos Circadianos, procesos que se realizan de forma INCONSCIENTE.
Niveles lumínicos, composición espectral de la luz, temperatura de color son todos ellos aspectos técnicos que generan una reacción en el organismo. No podemos olvidarlo si queremos que sean factores positivos en el diseño de un proyecto, que ayuden a potenciarlo en lugar de generar “ruido” en la percepción.
Recientemente, se ha descubierto un nuevo fotorreceptor en la retina, diferente a conos y bastones, cuya función es la fotorrecepción circadiana para el ajuste del reloj biológico. En la actualidad se está estudiando su fotopigmento (la melanopsina) para conocer la longitud de onda de la luz más efectiva para esta función.
5.- Aspectos PSICOLÓGICOS.
Estos son los más complejos. Nadie sabe con certeza que procesos se desarrollan en el cerebro durante la percepción visual. Entre los elementos que se han podido identificar están: un combinado de experiencias (que son absolutamente individuales) símbolos culturales, modas o corrientes, y, parece ser, que todos compartimos algunos procesos mentales de simplificación y generación de formas (existen algunos estudios realizados por la corriente psicológica Gestalt) que con pequeños estímulos recibidos del exterior, nos permite completar las formas de manera mental. Todos estos procesos también se realizan de manera INCONSCIENTE.
Este es el apartado cuyo manejo y descripción resulta más complejo, así que referiré algunas acciones que realizo para aprovecharlo.
Personalmente, empleo mucho el uso de la sombra. La generación de sombras potencia el contraste (un factor importante entre cuyas ventajas incluye la facilidad de visión y menor fatiga). Además, la presencia de sombras muestra parcialmente algunos objetos. Ello no es un problema ya que nuestro cerebro se encargará de “completarlos” y además, como efecto colateral, nos creará una cierta “curiosidad”, atracción…
Muchos de los caminos que podemos seguir a la hora de desarrollar el concepto de un diseño de iluminación buscan estas mejoras. Los desarrollos tecnológicos son los que tienen mayor difusión (y también inversión económica). Los LEDs, los OLEDs, las lámparas de descarga de menor potencia, la mejora de la regulación de lámparas de descarga son sólo algunos de los recursos que, en el nombre de la EFICIENCIA, utilizaremos en el futuro dentro del ámbito técnico de la iluminación, en el medible, en el regulable.
Destacan en el ámbito subjetivo todos aquellos estudios dirigidos hacia el confort, e incluso hacia la salud, mediante un uso inteligente de la iluminación. Cómo los espectros lumínicos afectan al rendimiento productivo del trabajador y mejoran su estado de ánimo, el empleo de color en hospitales, etc. Caminos que enriquecen los factores subjetivos de la iluminación y del proceso de la visión.
Resultaría de gran utilidad poder coordinar los resultados entre los avances técnicos y los subjetivos, ya que los primeros parecen ignorar a los segundos. Me gustaría volver a rescatar la “imagen del iceberg” expresada al comienzo del artículo. Ambos aspectos forman una unidad, son indivisibles. Los aspectos técnicos tienen su contraparte subjetiva.
Uno de los ejemplos de la ausencia de dialogo entre las dos partes es la normativa casi mundial de la inmediata eliminación de las lámparas de incandescencia. Cómo la prevalencia de los intereses en nombre de la EFICIENCIA (y seguramente muchos empresariales) va a ir tan en contra de la SALUD. Famoso es el slogan que está difundiendo el reconocido artista y productor Ingo Maurer que vaticina el aumento de las visitas a los psicólogos tras la desaparición de la lámpara de incandescencia.
Como hemos podido constatar, la mayoría de los procesos implicados en la visión son INCONSCIENTES. También los “ajustes” que se generan en el organismo sometido a la luz, tanto natural como artificial. Quiero hacer constar que la mayoría de la gente es inconsciente en lo referente a iluminación. Especialmente por desconocimiento…ver es un acto totalmente habitual en nuestra vida, y automático, y esto hace que quizás no se le preste toda la atención que se merece. Lo peor es que este desconocimiento también nos hace “inconscientes”, es decir osados en esta ignorancia parcial o total, para plantear propuestas desconociendo lo que los resultados generarán.
Parece que sólo los diseñadores de iluminación tenemos consciencia de la complejidad de los efectos que genera la iluminación. Por ello tenemos una gran tarea por delante. Debemos comunicar a la sociedad aquellos aspectos de la luz que nos influyen y un amplio grupo de profesionales ignoran o apenas contemplan.
Superar nuestras limitaciones por todos los medios posibles: mediante asociaciones y congresos profesionales en los que podamos poner en común nuestros “hallazgos” o experiencias, para difundirlos después a través de canales especializados como puede ser la revista IDL.