Luz, color, ¡acción!
Por Michela Mezzavilla
En mi carrera profesional he tenido la suerte de trabajar como diseñadora de iluminación en proyectos de diferente escala y envergadura, colaborando con varios profesionales y amigos. He realizado desde proyectos de iluminación arquitectónica con requisitos técnicos y funcionales muy estrictos, a instalaciones efímeras de luz, donde experimentar con la imaginación y la fantasía; desde proyectos con enorme presupuesto a proyectos donde solo se podía iluminar con pocos recursos.
Pero los ingredientes básicos son siempre son los mismos: intensidad, color, dirección, contraste y tiempo dosificados en proporciones adecuadas a las diferentes tipologías de proyecto. En la luz natural como en la luz artificial a menudo no es necesario gastarse un dineral, y el verdadero valor reside en como calibramos los elementos, en el juego de luces y sombras, en el realce del color y de la textura y en la justa colocación de las fuentes de luz. Cada una de estas herramientas tiene sus propias reglas y aplicaciones; sin embargo es cuando se cruzan los limites entre disciplinas, por ejemplo integrando la música o el movimiento, o trabajando junto con el arquitecto en la selección de texturas y materiales, cuando se crea un valor añadido superior, se aprovechan los recursos de manera más significativa, y la visión del lighting designer profesional como interprete e interfaz entre disciplinas se hace más indispensable y tiene la posibilidad de ser más incisiva.
Una de las relaciones que veo más fructífera es la relación entre Light Design y Light Art. Light Art es un termino que no existía antes de la invención de la luz artificial; todo tipo de arte pictórica o plástica tradicional era ya intrínsecamente arte con luz desde miles de años antes de la invención de la bombilla. Pero cuando los artistas empezaron a experimentar con la luz artificial, la luz pasó a ser la protagonista, el objeto de observación; la alianza entre arte, ciencia, tecnología e industria se hizo más estrecha, y las obras de Light Art, llevaron el mensaje de la luz muy lejos. Creo que el punto de vista artístico sigue siendo muy interesante y actual, llegando a inspirarnos no solamente en el diseño de la luz artificial, si no también en el diseño de la luz natural.
En los últimos años el “Light Art” ha dejado de ser visto únicamente como una expresión artística elitista y demasiado conceptual. Cada vez más la opinión publica reconoce y se acerca a las formas de arte que juegan con la luz. Manifestaciones como la Fête des lumières de Lyon, el festival Luminale de Frankfurt, o nuestra reciente Lumo en Barcelona son eventos que promueven la cultura de la luz y acercan el público a este medio.
Mucha gente piensa que Light Art y Lighting Design no tienen nada que ver. Pero las instalaciones artísticas exploran aspectos que también los diseñadores de iluminación investigan de otra forma: la percepción visual y sus límites, como dar forma al espacio a través de las emociones, la aplicación de las últimas tecnologías…el arte con luz incluso llega a poder ser una herramienta de reivindicación social. El arte, las instalaciones, las performances están teniendo cada vez más influencia en el lighting design, en la arquitectura y por ultimo, en la sociedad. Y también es verdad lo contrario: aspectos prácticos del lighting design y de la arquitectura cada vez influencian más el desarrollo de la Light Art. Pero el arte a menudo llega a la gente de manera mucho mas intuitiva y emotiva, abre los ojos a nuevas maneras de comprender la realidad y reflexionar sobre ella, mientras el lighting design a veces se encuentra obligado a jugar un rol más o menos subordinado al servicio de la arquitectura. La redundancia del mensaje artístico, el uso de recursos espectaculares juegan con nuestros sentidos y nuestras emociones, nuestra dimensión perceptiva se expande y a veces se queda una huella o una conciencia más profunda, ya que se imprimen en nuestra memoria experiencias vividas.
La sinergia de creación artística, ciencia y tecnología producen en las obras los mejores resultados. Para los arquitectos y los expertos de luz, el hecho de involucrarse en un intercambio de ideas con artistas y expertos de tecnologías es muy inspirador. La colaboración o integración entre Light Art y Lighting Design desde el principio de un proyecto es la llave para la mutua inspiración.
El diseño de la luz no es una cuestión meramente técnica, tiene un rol importante en evocar emociones, creando espacios ó atmósferas. Una aproximación que privilegie la calidad en lugar de la cantidad, es beneficiosa y aplicable en un diseño de interior como en un plano urbano de luz. El conocimiento técnico tiene que ir de la mano de una comprensión profunda de los aspectos culturales, psicológicos y perceptivos de la luz.
Proyectos como el Post Tower, Torre Agbar, Roca Gallery, el edificio DHC, han encontrado soluciones que permiten hacer llegar mensajes artísticos respondiendo al mismo tiempo a las necesidades de arquitectura y espacio.
En cada uno de estos casos ha habido una aproximación multidisciplinar y el lighting designer profesional se ha hecho portavoz de un mensaje artístico y ha asistido a artistas o arquitectos, aconsejándolos para desarrollar sus conceptos.
Sin llegar a estas excelencias de resultados y de presupuestos, creo que inspirarse en las expresiones más artísticas de la luz es interesante para todos, para un uso más relajado del color, o de los controles de iluminación, o de la composición, o para la integración con el sonido o la luz natural.
Jugar con el color no significa pasar todas las gamas del arco iris. En la iluminación arquitectónica la luz a menudo es “blanca, blanca o blanca” por citar un conocido eslogan. Pero no todos los blancos son iguales, hay blancos más cálidos y blancos más fríos; usar luz “blanca” no significa no jugar con el color, al revés, se trata de un juego mucho más sutil.
Ni jugar con la acción, el dinamismo, la interacción quiere decir crear efectos estroboscopicos o discotequeros, las variaciones pueden ser tan imperceptibles como las de la luz diurna o ir de la mano de nuestro concepto para crear entornos de luz más potentes y expresivos.
A través de los sistemas de control o jugando con el dinamismo de la luz podemos también juntar luz y sonido. En la mutua interacción de estas dos “materias primas” se produce un encanto para nuestros sentidos, y nacen nuevas dimensiones perceptivas.
En los proyectos de iluminación arquitectónica el arte ha sido para mi algo subyacente e inspirador; en las instalaciones efímeras en cambio, he podido convertirlo en explícito protagonista. Luz es para mí ante todo sensación, una experiencia sensorial personal, única en cada individuo. Quizás por esto me gusta imaginar estas ondas electromagnéticas como unos materiales mágicos, indómitos a pesar de las leyes físicas que los rigen, y que siempre pueden guardarnos algo imprevisible.
Posiblemente por encima de las herramientas técnicas, los ingredientes más interesantes que podemos pedir prestados al arte son la fantasía, el sentido del humor, y la posibilidad de divertirse con la luz.
Publicado en la revista idl, septiembre 2009