“No me hagas morir antes de tiempo,
es dulce contemplar la luz”
(Ifigenia en Áulidede Eurípides)
La Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Internacional de la Luz del año pasado, empezaba su discurso con esta cita que recogemos aquí.
Tristemente, y dada la situación que nos acompaña este año, la cita se puede convertir en una súplica esperanzadora para que sigamos contemplando la luz como símbolo y deseo necesario de vida.
Pensamos, que incluso en esta situación adversa, celebrar la luz es un antídoto y eso pensamos hacer en este día 16 de Mayo que la UNESCO ha designado como Día Internacional de la Luz, poniendo de manifiesto la enorme importancia que la luz tiene en nuestras vidas.
Esta proclamación nos sigue haciendo felices y nos obliga a reflexionar, no solo sobre los aspectos funcionales y científicos de la luz, sino también acerca de los aspectos sociales y artísticos. La luz es un «extraño material» tan presente en nuestras vidas que no sabemos apreciarlo adecuadamente, ni el uso que hacemos de él, ni la responsabilidad que tenemos al manipularlo.
Es obvio decir que la luz del sol condiciona nuestras vidas durante el día, nos da y nos quita energía a su placer, influyendo caprichosamente en nuestro estado de animo. Por el contrario, la oscuridad nocturna nos aporta intimidad y nos hace protagonistas de un mundo de luz artificial que podemos manipular a nuestro antojo, creando, de igual modo que el sol durante el día, ambientes que provocan estados de animo y generan diferente tipo de emociones. Sirva como ejemplo, que en plena revolución de los LEDs, continuamos encendiendo velas cada vez que queremos disfrutar de un momento memorable.
Ya en Grecia, en medio de la noche, se quemaban grandes trozos de madera y la gente se reunía alrededor de la hoguera – consciente de lo hipnótico que es el fuego – en una conexión colectiva y común. Era una celebración de la luz. Podemos afirmar que nuestra relación con la luz es innata y que alrededor de ella surge siempre una experiencia común. En la actualidad hemos cambiado el fuego por la tecnología, pero el espíritu sigue siendo el mismo. Ya sea en la calle, en una plaza o en un edificio publico, la luz se convierte más allá́ de su función primaria de iluminar, en lenguaje que comunica emoción, de aquí́ su importancia. Manipular la luz ya no es solo un oficio, se ha convertido en un arte y como tal es un vehículo que colabora a nuestro crecimiento como sociedad y como personas.
Por todas estas razones, no queremos dejar pasar este día sin resaltar la importancia de la luz y reflexionar sobre algunos puntos que nos preocupan y que hemos resumido en este manifiesto:
- Necesitamos la Luz, más allá de la visión: Nuestros procesos biológicos dependen de los niveles y composición de la luz. Aspectos subjetivos/psicológicos como la atención o el aburrimiento dependen de parámetros lumínicos. El ambiente lumínico es un modificador del estado de animo, mejorándolo o empeorándolo.
- Queremos reclamar la presencia de los Diseñadores de Iluminación en los proyectos, como profesionales expertos tanto en los aspectos técnicos y tecnológicos, como en los emocionales o ambientales de la luz. El conocimiento sobre el uso de la luz es más importante y amplio que sus aspectos tecnológicos.
- La luz es un componente fundamental y necesario en cualquier tipo de espectáculo y tristemente el diseño de iluminación no se puede estudiar en España. Tenemos que seguir solicitando que esto sea posible, como lo es la interpretación, dirección y escenografía a través de las E.S.A.D. (Escuelas Superiores de Arte Dramático) en un corto periodo de tiempo.
- Debemos controlar los recursos energéticos y buscar la sostenibilidad, o lo que es lo mismo, obtener el máximo rendimiento con los menores costes posibles. Por ello, es necesario considerar la utilización de la luz natural como parte de cualquier proyecto de iluminación.
- Apostamos por considerar el juego de la luz y la sombra, buscando el equilibrio y evitando los excesos lumínicos, rehuyendo contaminaciones lumínicas innecesarias.
- Prometemos adaptarnos a los usos de cada proyecto respetando condiciones y costumbres y buscando el bienestar común.
- Asumimos nuestras responsabilidades en plena independencia de fabricantes y proveedores.
- Compartimos conocimientos e innovaciones entre los profesionales, analizando proyectos y resultados con la intención de mejorar y corregir.
- La luz de incandescencia, como el fuego, forma parte de nuestras vidas y de nuestra historia. No podemos condenarla y renunciar a ella definitivamente, tiene y debe seguir ocupando su lugar en los proyectos artísticos, y especialmente en el mundo del espectáculo.
Como Ifigenia, nuestro amor por la luz va unido al deseo de vida y mostramos nuestro agradecimiento a todos los sectores de la sociedad que están velando por nosotros, nuestra solidaridad con todos aquellos que han visto truncados sus proyectos a causa de esta pandemia. Nuestro apoyo ya forma parte de este manifiesto.
Mientras todo esto pasa, sigamos todos observando y disfrutando, a través de la luz y la sombra, del mundo que nos rodea.
¡Celebremos el Día Internacional de la Luz!